Jai Alai, desde 1922
Fundado en 1922 por los Bustingorri “Vega”, en la calle Alfonso XI, 6, en los bajos del frontón del mismo nombre, que después de la guerra se convirtió en sede social del Real Madrid F.C.
Los Bustingorri procedían de una familia de pelotaris y hoteleros en Markina, Vizcaya. Con la concesión del restaurante desembarcaron en Madrid y empezaron a servir platos clásicos de la cocina vasca como merluza frita, bacalaos, alubias, perrechicos, chipirones. Fue Rufino Bustingorri, a petición de la clientela, el introductor de las angulas frescas en Madrid.
En los años 30, a 3 pesetas la ración.
A principios del siglo XX había un frontón de pelota vasca en Madrid, allí jugaban pelotaris de Markina, claro, la universidad de la pelota.
Estos pelotaris jóvenes, fuertes y guapos, eran famosos en su universo, como estrellas de cine, así que pasaban muy buenos ratos en la gran ciudad, pero… echaban de menos las ricas comiditas de su tierra: alubias, chipirones, merluza en salsa verde, angulas, chuletón… mmm.
Uno de estos elegantes pelotaris era Roberto Bustingorri, inteligente y vividor, figura del remonte, muy conocido en la sociedad donostiarra. Como era del Hotel Vega de Markina le ofrecieron la concesión del restaurante del frontón, El Ambigú, para montar un restaurante de comida vasca con fundamento. Así que animó a su hermano Rufino, el más emprendedor de la saga, que rápidamente se puso manos a la obra. Rufino –el emprendedor- Pedro –el pastelero- Ignacio Duralde y Luis -los cocineros- Juanito –pelotari- y Roberto, abrieron el restuarante Jai Alai, era el año 1922. A esta primera expedición de hombres, muy pronto se unieron Dolores Goyogana, mujer de Rufino, y su hermana Rosalía. El Restaurante iba bien, los pelotaris también, los txipirones en su tinta llegaron a Madrid por primera vez en la historia!! También las angulas de Aguinaga, las alubias de Markina, el bacalao ajoarriero... que delicias!
El panorama político estaba algo revuelto... y al final estalló la guerra civil – la actividad del Jai Alai quedo temporalmente pausada con Rufino y su mujer fuera de España. Pero en 1940 Jai Alai abre de nuevo sus puertas para dar de comer cosas ricas en tiempos de racionamiento. A falta de pan a los txipirones se les puso el arroz blanco... las terneras viajaban en ataúdes desde Markina, las alubias de extraperlo bajo la ropa de Rosalía y Dolores... El frontón cerró, pero el restaurante siguió alimentando a generaciones de madrileños y menos madrileños
En los años 60 el Jai Alai tiene que trasladarse puesto que pierden el alquiler del local. La nueva generación de Bustingorris, encuentra un local en las afueras, el antiguo colegio Rosales, que compran para instalar allí el restaurante. Vamos a perder los clientes de a pie, decían Rufino y Juanito. Pero eran tiempos nuevos, ¡¡tiempos de coche!!
Madrid creció, las patillas crecieron, los cuellos de las camisas crecieron, las faldas se acortaron, el Jai Alai también creció en el nuevo local y con una nueva generación al frente: Miguel Angel y Antoni. En un abrir y cerrar de ojos estamos en la transición. ¿Donde hacer mejor política que en torno a una buena mesa?. El Jai Alai fue el restaurante emblemático de la Platajunta. Muchas comidas políticas se prohibían cuando eran más de 20 personas. El truco era separar a los que pasaban del número y ponerlos en otra mesa cerca.
España se abre a Europa y el Jai Alai abre la terraza, comienzan las bodas banquetes comuniones bautizos, comidas de empresa comedores privados... Muchos personajes de todos los colores políticos... Cuatro generaciones de familias, celebrando en Jai Alai nacimientos, comuniones, bodas, comidas del domingo, de Navidad, de Noche Vieja, de porque sí...
Tres generaciones de Bustingorris al frente del negocio y todavía dando comida con fundamento y mucho cariño, en un local cargado de historias.